El comienzo

Hace veinte años, en una pequeña ciudad al sur de España, un joven cocinero llamado Julián Herrera decidió convertir su pasión por la cocina en algo más que un simple oficio. Julián creció en una casa donde los domingos olían a ajo y romero, donde su abuela le enseñó que una buena comida podía curar cualquier tristeza. A los 28 años, después de trabajar en varias cocinas por toda Europa, volvió a su ciudad natal con una idea en mente: abrir un restaurante donde el sabor, la calidez y la sencillez fueran los ingredientes principales. No tenía muchos recursos, pero sí una idea clara y un objeto simbólico: un tenedor antiguo de plata que perteneció a su abuelo, quien fue mesonero durante la posguerra. Ese tenedor, que siempre estaba en la cabecera de la mesa familiar, le recordaba que comer era un acto de unión. Por eso, cuando en 2005 abrió las puertas de su pequeño local de apenas ocho mesas, lo llamó "El Tenedor". Al principio, fue un restaurante modesto, casi íntimo. El menú cambiaba según la temporada, con productos frescos del mercado y recetas tradicionales reinventadas con toques modernos. Julián cocinaba, servía y, a veces, hasta lavaba los platos. Sus platos comenzaron a llamar la atención por su honestidad: croquetas de rabo de toro, merluza al horno con emulsión de espárragos, y una tarta de queso que pronto se volvió legendaria.

Crecimiento

Los primeros cinco años fueron de mucho esfuerzo y aprendizaje. Pero gracias al boca a boca y a las críticas elogiosas en periódicos locales, "El Tenedor" empezó a llenarse. En 2011, Julián amplió el local y contrató a un pequeño equipo de cocineros y camareros que compartían su misma filosofía: servir comida que contara una historia. Con los años, el restaurante evolucionó. En 2015, celebrando su décimo aniversario, recibió su primer reconocimiento nacional por su cocina de autor basada en raíces regionales. Julián, sin dejar de innovar, nunca abandonó sus platos clásicos ni su actitud cercana con los comensales.

Dos décadas de sabor
Hoy, en 2025, "El Tenedor" celebra sus 20 años como un referente culinario en la región. El restaurante ha sido remodelado, ahora con una cocina abierta, una carta de vinos premiada y una propuesta de degustación que rinde homenaje a dos décadas de tradición. Pero lo más importante no ha cambiado: en cada mesa, aún se coloca un pequeño tenedor de plata como símbolo de aquella historia original. Julián, con algunas canas ya, sigue cocinando algunos días, sobre todo los fines de semana, cuando el restaurante se llena de familias que celebran, amigos que se reencuentran y nuevos clientes que descubren que "El Tenedor" es mucho más que un restaurante: es un lugar donde se come con el alma.
Imagen del hoy